El pasado viernes 24 de octubre, el estadio de
Dos días antes habían hecho arder el Palau Sant Jordi de Barcelona y el día siguiente atestarían de público el Palacio de Deportes de Madrid. En el ecuador, con motivo de
Tras la espectacular intro, Cosmos Rocks, a base de imágenes espaciales y llamativos efectos especiales, se abrió el show con Hammer To Fall, continuando otros grandes clásicos de Queen: Tie Your Mother Down, Fat Bottomed Girls, Another One Bites The Dust, I Want It All, I Want To Break Free, a las que siguieron las nuevas C-lebrity y Surfs Up... Schools Out.
El primer momento emotivo de la noche (y hubo muchos) llegó cuando, tras la interpretación de Seagull de Bad Company a cargo de Paul Rodgers en solitario con guitarra acústica, Brian May se sentó con su guitarra en mitad del segundo escenario, un largo pasillo que partía del centro del escenario principal. Love Of My Life brotó de las doce cuerdas de la acústica con gran maestría y cariño, dedicada al fallecido Freddie Mercury. Éste, como todos sabemos, fue hasta su muerte en noviembre de 1991 compositor, vocalista y frontman de Queen, y es indudablemente una de las más grandes figuras del rock de todos los tiempos. Su genialidad y presencia en el escenario, unida a su excentricidad y su tremenda voz hicieron de él una auténtica leyenda.
'39 fue interpretada en el mismo escenario por May y Taylor, a quienes se les unieron posteriormente el resto de músicos. Para dar un respiro, Taylor se sacó de la manga un genial solo de bajo tocado con las baquetas en el que se distinguieron con claridad Under Pressure y Another One Bites The Dust, y más tarde se hizo cargo de un solo de batería “pieza por pieza”. Empezando por el bombo, única parte que se había utilizado en '39, Roger fue incorporando al solo el resto de partes de la batería según se las iban montando, sin dejar de tocar, hasta tener la batería completa. Aprovechando el esfuerzo, no se movió al escenario principal en las siguientes I'm In Love With My Car, A Kind Of Magic y Say It's Not True. Seguidamente, Paul Rodgers deleitó al público con Bad Company acompañando su voz con el piano, y el próximo single del nuevo disco, We Believe, siguió a dicha canción.
Entonces Brian May demostró por qué se le considera uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, con un estratosférico y técnico solo nacido de su guitarra hecha por él mismo,
Last Horizon, perteneciente al primer disco en solitario de May, de 1992, devolvió la energía al escenario, que fue creciendo exponencialmente con Radio Ga Ga, Crazy Little Thing Called Love y The Show Must Go On. Posiblemente el púnto álgido del concierto se produjo cuando Freddie volvió a escena en la pantalla con Bohemian Rhapsody, el himno por excelencia de Queen, siendo relevado a media canción por Paul Rodgers.
Como encores quedaron temas no menos especiales: la nueva Cosmos Rockin', el clásico de Free All Right Now y las archiconocidas We Will Rock You y We Are The Champions y el cierre tradicional God Save The Queen. Los tres músicos y su equipo no podían haber dado al concierto un mejor final. Final tras el que muchos se quedaron pensando “¿Ya?”. Sí, por suerte o por desgracia todo tiene un final, pero desde luego el buen sabor de boca y la sonrisa de satisfacción en tantas caras lo dice todo. Fue un gran final. Quienes habían asistido al concierto reticentes, creyendo que verían a sus ídolos desmejorados por la fama y la edad no podría haberse equivocado más.
Como curiosidad, la siguiente instantanea. Antes de entrar al estadio, un muchacho murciano se disfrazó como nuestro querido Freddie Mercury, y se hizo fotos con todos los que quisieron. Incluido nosotros:
Y como final, dejamos dos videos que nosotros mismos grabamos en el concierto: Bijou y Bohemian Rhapsody, claramente, los momentos cumbre del concierto.
1 comentario:
debiste pasarlo canela!!!
enhorawuena por el post y bueno SEGUIMOS VIVOS en definitiva...XD
lara
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